No te creas todo lo que te cuentan

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domingo, 11 de enero de 2015

“LA NUEVA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS” de TOBIE NATHAN.



 Estos días he estado leyendo un libro, que me ha regalado mi padrino Paul, escrito por un profesor de psicología de la Universidad de París y un destacado representante de la etnosiquiatría: Tonie Nathan.

Seguidamente os voy hacer un comentario crítico del libro, con el objeto de facilitaros su lectura para que no incorporéis conceptos que considero erroneos, y que luego os sea más difícil corregir:
Este profesor expone certeramente en su libro que la precisión en el sueño es lo más importante para la interpretación, frente a la asociación de ideas que propugnaba Freud. Sin embargo, aunque  alaba la meticulosidad que tiene el onirocrítico -interpretador de sueños- antiguo con la literalidad del sueño, algo que yo comparto plenamente, paradójicamente lo hace, no por que piensa que sea la metodología adecuada, sino por ¡¡el valor antropológico!!
Por otra parte, señala que el soñante nunca podrá reemplazar al intérprete, ya que “ningún sueño puede ser interpretado por el propio soñante”, afirmación que se aleja totalmente de mi metodología.  Esta aseveración la justifica con otra no más curiosa: “si el soñante interpreta su propio sueño, lo único que hace es producir un nuevo sueño”. Lo curioso es que el volver a soñar sea sugerido como un efecto indeseado, cuando mi experiencia me dice, que un nuevo sueño completa al anterior, cesando la serie de sueños. Así pues, estos sueños recurrentes se producen en mi opinión, por que el soñante precisa un cambio de conducta, y se prolongan en el tiempo cuanto mayor sea el conflicto existente, y sea incapaz de un cambio ante una contradicción personal, ignorada o reprimida por el soñante. El sueño es el encargado de poner de manifiesto dicha contradicción, pudiendo ser origen de enfermedades como reconoce Tobie Nathan.
Aunque su opinión es que el intérprete instrumentaliza el sueño, recoge la tradición musulmana según la cual el intérprete debe ser persona virtuosa, algo en lo que estoy totalmente de acuerdo, en coherencia con la responsabilidad que supone interpretar un sueño.
Tobie Nathan señala  además, que es preciso que en ocasiones se utilicen ciertos mecanismos de reparación para dulcificar el sueño, incluso antes de la interpretación. Ciertamente yo he practicado esta estrategia inspirado por la prudencia, pero la experiencia me dice que se ha de realizar sobretodo por no someter a una situación embarazosa al soñante, al tener que manifestarle algo que tal vez él no querría contar, más que algo que fuera dañino para el soñante, ya que estimo que lo que hace daño al soñante es el resultado de una mala interpretación.

El sueño es para Tobie Nathan “un infatigable creador de mundos posibles”, pero de una forma desligada del pensamiento racional del soñante, y supeditada al onirocrítico como “partero de acontecimientos futuros”. Por mi parte, pienso que el sueño debería ser  considerado una variante lingüística y reflexiva del propio soñante que analiza el pasado, eso sí, con proyección de futuro. Es un lenguaje realizado mediante imágenes, expresiones verbales, símbolos, presencias y ausencias, que se establecen con una economía de la actividad cerebral.
El sueño, como muy bien señala el autor, es de las pocas cosas que se resisten a la “abrasión de la singularidad”, pero esto no debe ser justificación para evitar su sistematización científica y su divulgación. Así mismo para él, el sueño pide por naturaleza una interpretación, y obliga  al durmiente  a establecer  una relación con su naturaleza instintiva propia.

La divulgación y conocimiento de la interpretación de los sueños debería evolucionar tal como hizo la Medicina, cuyos conocimientos y técnicas fueron controlados por unos pocos sabios durante siglos. En las últimas décadas  los conocimientos médicos se han divulgado en las sociedades avanzadas, facilitando la salud a grandes sectores de la población, aunque no faltan los médicos que cada vez más actúan con cierto oscurantismo, con la excusa de no vulgarizar sus conocimientos, aunque muchas veces sea lo que realmente les mueve sus oscuros intereses económicos, y posibles errores personales, que cada vez son más frecuentes ante una frenética actividad de captación de clientes, y una supuesta eficiencia técnica, en detrimento de una atención humanizada.
El autor plantea, siguiendo tal vez esa opinión cada vez más extendida, el riesgo de la vulgarización del psicoanálisis, al permitir que se difunda lo esencial de las interpretaciones y narraciones de usuarios, como si una ciencia se desvirtuara por un mayor conocimiento. No creo que mantener los sueños como conocimientos de brujos sea la opción más acertada, ya que como en todos los saberes, existen los artistas, unos por la práctica y otros por un don natural, que para el hombre de fe, sabe claramente de quien procede.

Tonie Nathan sostiene que el afecto no es constitutivo del sueño, sino que es un cebo para la atención, no cayendo en la cuenta que el sueño dispone de un símbolo universal para el afecto, como luego veremos, y que no es otro que el agua (como en el sueño descrito por él y que transcurre en la Pza. de S. Marcos).
 Pero lo primero que debemos saber es el nombre del soñante, y aunque no he apreciado el matiz que señala para el nombre específico del mismo, bien pensado, pudiera ser que tuviera razón.

No puedo estar conforme con cierto relativismo cultural que experimenta el sueño para Tonie Nathan, pues la realidad en el sueño suele ser un vehículo de expresión y no el fin mismo. Soñar con un elemento de la realidad y su significado no es lo significativo, si deja de ser símbolo en el contexto del sueño, por lo que lo importante no es la cultura del soñante, sino el mensaje del sueño, independientemente de los conceptos empleados. En los ejemplos que expone parece que la asociación entre el concepto soñado y la realidad cultural, es más una elaboración forzada del intérprete que hecha por el soñante.
 A mi parecer los sueños son reflexiones del soñante elaboradas con un lenguaje específico, que utiliza unidades conceptuales y asociaciones simples y muy poco sofisticadas, frente al pensamiento racional.

No obstante, el libro de Tobie Nathan  permite introducirnos en el mundo de los sueños, gracias al profundo estudio que ha realizado, analizando la historia del sueño desde sus orígenes hasta nuestros días, y en diversas distintas culturas. En su análisis sigue como modelo a seguir a Artemidoro de Daldis, autor griego de principios de nuestra era, el cual ya señalaba que para interpretar correctamente un sueño es preciso conocer la lengua, la cultura y las costumbres del soñante. Sin embargo yo lo expresaría de otro modo: hay primero que conocer la metodología que sigue el lenguaje simbólico de los sueños, junto con el lenguaje del soñante y, ya a más distancia, la cultura, costumbres y circunstancias del mismo. Pero para un sueño concreto no hace falta conocerlo todo, porque un sueño tampoco habla de todo.
El mismo Tobie Nathan al señalar sus reglas para interpretar los sueños está mostrando la dificultad que plantean para llevarlas acabo, aunque yo añadiría: no incluir nada que no dice el sueño. Así, en el ejemplo que describe sobre Teresa, que se fuma a un hombre, el resultado de la interpretación ha sido terapéutico dentro de las creencias de la soñante, pero en vez de acercarla a una reflexión de sus propias contradicciones (su rechazo hacia los hombres le fortalece pero a su vez  entra en conflicto con la relación que mantiene con su hijo) le han asumido en el oscuro mundo de la superstición, que por muy respetable que sea, no deja de ser superstición (siendo un soñante católico tampoco se me ocurriría mandarle al soñante rezar tres “Avemarias” y un “Padrenuestro” para alejar sus temores como consecuencia de un sueño, aunque en otras circunstancias me alegrara que lo hiciera). El resultado de la interpretación ha sido desastroso, aunque aparentemente la terapia ha sido exitosa  (tal vez lo sea como terapia de su desequilibrio emocional pero no de su cambio de actitud ni de indagar en las causas de esa conducta anómala).
            Es curioso que Tobie Nathan cita a Artemidoro como si fuera un exorcismo contra la incapacidad de sí mismo como onirocrítico. Espero que no se moleste por mi atrevimiento con esta afirmación mía si alguna vez lee estas líneas, pero quisiera que entendiera que mis críticas no tienen otro objetivo que hacerle comprender que la estabilidad emocional muchas veces no supone un éxito total para la persona, sino un mero éxito parcial que puede conllevar un perjuicio para su entorno, y como él mismo señala: “¡Grande es la responsabilidad del onirocrítico!” El, por su parte, tal vez me pueda acusar de eludir mi responsabilidad al hacerla recaer sobre el propio soñante, pero creo que también el mérito de una buena interpretación está en el soñante, y que el onirocrítico es un mero ayudante en la interpretación.

            Aunque no me dedico al psicoanálisis, coincido con Tobie Nathan en que quien recuerda sus sueños, esta más capacitado para cambiarlos e incluso recordarlos mejor, planteándome si no será una facultad que en la noche de los tiempos desarrollamos, y posteriormente abandonamos por cuestiones sociales y de civilización.
            Ha sido muy interesante descubrir que es Artemidoro el que primero plantea que en los sueños la puesta en imágenes sigue un recorrido de juegos de palabras, que se estructuran como una especie de jeroglífico, aunque Artemidoro se equivoque en establecer que la interpretación debe desembocar en una predicción. Bien es cierto que yo suelo hacerlo, pero no entendido como un determinismo oriental en el que el destino nos marca. El hombre elige sus caminos libremente y por ende sus sueños, y sus sueños son la forma de entender su mundo, aunque él no haya sabido entresacar esos pensamientos de otros más importantes en su día a día, hasta que lo hace con un sueño.
            Lo que sí es cierto es que en la época de Artemidoro en donde la vida era frecuentemente corta y puesta a prueba en numerosas ocasiones, lo más importante era predecir qué iba a suceder mañana, pero yo opino que el hombre de hoy sufre más por como interaccionar con su entorno familiar y afectivo, y  sus consecuencias.
            Afirmar que el sueño debe predecir lo que ocurrirá, es un error recogido probablemente por una tradición cultural que cree en el determinismo, pero que está alejada de la realidad objetiva.
Tobie Nathen narra como distintos pueblos poco avanzados tecnológicamente han practicado desde antiguo lo que se llama la “incubación”, consistente en procurar mediante los sueños, convocar a una divinidad de la que se esperan beneficios, no sólo interpretando  el mensaje, sino llevándolo a la acción, es decir, posibilitando su cumplimiento en el mundo real.
Partiendo de la clasificación de los sueños de Artemidoro, divide los sueños en varios tipos:
- Sueños de efervescencia, que no se abren al futuro
- Sueños vectores, que se abren al futuro y que considera que son éstos los que verdaderamente interesa interpretar
- Señales, en las que se prefigura el porvenir, y que cuando se muestran de forma angustiosa se denominan pesadillas.
Una clasificación de los sueños exigiría una clasificación de la realidad y de su interacción con el hombre, lo que puede ser muy arbitrario. Esto no significa que la clasificación que hace el autor en su libro sea errónea, sino que tiene el valor que tiene, es decir, muy escaso.
En mi opinión, todos los sueños son susceptibles de interpretación, y hay que llevar mucho cuidado con interpretarlos de manera superficial.
Los sueños por su naturaleza creativa no tienen límite de expresión en el espacio, salvo que son soñados por alguien en un espacio real con el que se interactúa en mayor o menor grado, pero tampoco en el tiempo, salvo por la duración real del tiempo que emplea el soñante. Así, los sueños pueden ser una reflexión del pasado, un análisis del presente o una preparación para el futuro. Dicho esto, en todos los casos el sueño se proyecta hacia el futuro, ya que toda reflexión personal tiene consecuencias a posteriori, y su emergencia dependerá de la gravedad del asunto y/o de la contradicción vivida  por el soñante, entre lo que piensa profundamente, y su manera de actuar realmente.
La pesadilla nos muestra más claramente la función del sueño, esto es, asumir en lo posible una realidad que con frecuencia nos es hostil, unas veces de forma pausada y enigmática, y otras tan brutal como puede ser la peor pesadilla, pero en todos los casos tan imprevisible como se nos presenta la propia realidad, aunque de manera suavizada porque “los sueños, sueños son”.
Hay sueños que simplemente son una sugerencia a replantearse un problema, unas veces con solución y otras no, ante una potencialidad apreciada pero no asumida por la consciencia, aunque bien es cierto, que la comprensión del problema viene a ser el principio de la solución. Como bien dice el autor, la pesadilla viene a decir la verdad que no se quiere conocer (o que no llega a comprenderse por estar bloqueado).

            Ya en nuestra civilización, cuando comenta a Sigmund Freud, su única crítica es que al utilizar el sueño, éste se contenta con establecer una constatación del propio pensamiento (cosa que parcialmente yo comparto con Freud), sin exigir una proyección ni actuar sobre futuro alguno, cuando en los ejemplos que muestra, lo más atacable de Freud es que retuerce demasiado las asociaciones simbólicas.
            Para mí, el ejemplo de Freud, en el que se habla de una mujer que lleva un sombrero, parece que el problema que sufre es más de una dicotomía mental alimentada por su orgullo, que debería ser solucionada sustentándose su seguridad en algo más sólido (a falta de saber alemán).

La metodología a seguir en mi opinión cuando se interpreta un sueño es que lo primero que se debe pedir, lógicamente, al soñante es que narre el sueño, pero de forma general. Esta primera narración refrescará los recuerdos del soñante y se puede determinar someramente el tema -o acento que señala el autor del libro- principal del sueño; una vez determinado, se comenta al soñante y se le emplaza para ese u otro momento, para una narración más exhaustiva, en la que se toma nota de cada detalle, puesto que cada uno de esos detalles supone un fragmento de la historia que se está contando; mientras tanto se va madurando el sueño.
Hay sueños que es preciso preguntar el nombre de una persona, o incluso interrogar por quién es esa persona que aparece simbólicamente con tal nombre y es desconocido por el intérprete. Las respuesta a estas preguntas llenan de gran regocijo al onirocrítico, para estupor del soñante, que se atreve a esta aventura, muchas veces con un gran escepticismo.
El onirocrítico cuenta con ciertocorpus de referencia que le facilita la tarea tal como muy bien dice Tobie Nathan. Pero estos sueños largos y complejos precisan de un análisis lingüístico, por que el sueño, curiosamente, no sólo utiliza del lenguaje simbólico, sino que emplea analogías fonéticas y asociaciones conceptuales para marcar los aspectos más oscuros del mismo, pudiendo ser este el mayor problema en la interpretación de los sueños, ya que si no controlas el idioma del soñante, estos marcadores dejan de interpretarse y con gran dificultad podrás entenderse el mensaje.
El corpus de referencia ha de recoger, al igual que la realidad, todo lo que lo define en su marco onírico. Un sueño consta de una sucesión de escenas, a modo de teatro, en el que comienza con una escena inicial, seguidamente se desarrolla la trama y terminando en un final o desenlace, en muchos casos abierto hacia el futuro.
Es importante destacar que generalizar sobre símbolos en los sueños es muy arriesgado. Yo únicamente he detectado unos pocos, entre ellos el agua. Y es que el agua es el elemento vital de todo ser vivo, y por tanto fundamental para cualquier hombre del planeta, por lo que no es extraño su papel esencial en los sueños.
            Es interesante constatar, a través de lo que el propio autor nos señala, que en muchas culturas se disuelven los sueños en diversos líquidos, utilizando el símbolo onírico en la realidad, para hacer así de la realidad sueño, algo que no me es ajeno.
Otro símbolo, también detectado por el autor de “La nueva interpretación de los sueños”, es el automóvil, aunque realmente debería decir “los medios de locomoción, los cuales suelen significar el estilo de entorno en que se vive el soñante, según el tema del sueño.
Hay otros sueños más complejos, que reflexionan sobre la decisión tomada ante una situación violenta. Así, el sueño que narra el autor, de un pájaro que desciende sobre una presunta violada en Kosovo, describe la angustia de esta mujer por no haberla expresado en su momento, en vez de la posibilidad de una potencial violación o incluso la muerte. Este ejemplo mal interpretado, muestra la importancia de comprender el mensaje que conlleva el sueño para el soñante, aunque los terapeutas podrán realizar su tarea, pues entienden correctamente que la terapia pasa por resolver el conflicto de tipo afectivo, que fue generado en aquella situación traumática, pues para ellos una interpretación subjetiva y convincente es suficiente.

En esa neorealidad sucesiva lo primero que hay que fijarse es si hay o no hay agua, ya que el agua define la intencionalidad del sueño al ser el elemento vital de todo ser vivo, como ya he explicado. Así mismo, se ha de interrogar sobre los colores de cada escena y de cada objeto, así como  observar  en la narración cómo la gravedad actúa sobre todos personajes y objetos del sueño, sin olvidar la posición relativa de cada elemento y su evolución lógica. Es muy importante saber como se jerarquiza de izquierda a derecha cada uno de los elementos en función de su importancia y valor.
El sueño analizado de manera más superficial, tan solo permite grosso modo al inexperto o al onirocrítico perezoso - a veces lo soy- analizar qué preocupa al soñante, y ser el inicio de una conversación exploratoria  entre ambos para profundizar más.
No seguir esta metodología impedirá entender, no sólo lo que quiere expresar el soñante (incapaz incluso de seleccionar el mensaje entre sus múltiples inquietudes), sino tampoco lo que nunca se atrevería a decir de otro modo, haciéndolo mediante este lenguaje con mayor precisión.

El corpus de referencia que comentábamos, se apoya en la experiencia como onirocrítico, primero de los propios sueños, y después en los de otras personas de su entorno. Utilizar un corpus mitológico de referencia puede suponer una ayuda momentánea, pero después puede ser un cúmulo de despropósitos que alteren el mensaje real. Los sueños casi siempre están elaborados mediante asociaciones simples, y llevarlo a asociaciones complejas que encajen en prejuicios de tipo cultural, no explican nada de lo que el soñante intenta expresarse y comprender. A mi juicio, la utilización de tradiciones de tipo mitológico, cultural o religioso debe ser una excepción.

 El mismo Tobie Nathen nos recuerda que ya Aristóteles dudaba de que los sueños fueran mensajes de los dioses y mi opinión coincide con él. Aunque yo sea una persona religiosa considero que los sueños tampoco son mensajes de Dios, y menos aún de demonios o de entidades extrasensoriales promovidas por grupos esotéricos de diverso tipo y calibre. Los sueños versan de lo que preocupa al soñante, cristiano, judío, mulsumán,… y,  según su creencia o fe, indudablemente alguno de sus sueños planteará  un análisis de su forma de relacionarse mediante su religión, como así sucede con los de cualquier otra cultura y forma de pensar. Esta afirmación no pretende negar los sueños inspirados de ninguna religión, porque el hecho religioso es independiente del lenguaje empleado, y en este caso del lenguaje de los sueños. El hombre religioso vive su experiencia desde el punto de vista de la fe y la ciencia debe mantenerse al margen de lo que no es su competencia. Pero tampoco los sueños nos demuestran la existencia de Dios, dioses, demonios, almas, entes o seres de otros mundos, como tampoco niegan estas existencias, sino que muestran, como ya he indicado, exclusivamente lo que vive el soñante.
            El autor se coloca en una equidistancia con respecto al hecho religioso y los sueños, aunque equidistante hasta cierto punto, porque se detalla con todo lujo de detalles el efecto del desconocimiento del sueño por el mundo medieval cristiano. Lo que sí es cierto es que la Iglesia en el medievo intentó evitar los grandes peligros que se pueden derivar de utilizar los sueños de forma inadecuada, especialmente en los estratos sociales menos cultos. Basta observar la cantidad de diccionarios sobre sueños que son publicados hoy en día, a pesar de su inutilidad, y ser llevados sus lectores por un camino cuando menos arriesgado.
Por otra parte Tobie Nathen me parece que plantea de forma más o menos velada una superación de la concepción monoteísta mediante el sueño, por su utilización del mismo por pueblos que, como el griego, utilizaban el sueño como inspiración divina desde su concepción politeísta, sin comprender -y no me canso en repetirlo- que el sueño expresa únicamente lo que el propio soñante piensa.
Esto no invalida para el hombre religioso los sueños inspirados, como los de José, el hijo de Jacob, o  S. José, el esposo de Santa María, ya que desde la fe los sueños se tienen como consecuencia de la unión con la divinidad, experiencia vivida en todos los casos por los hombres de fe, independientemente de ser su visión de Dios correcta o no. Al fin y al cabo, para el que cree en Dios, todo tiene un fin, aunque solo sea escribir estas líneas.
En ocasiones el sueño es tan complicado o la persona a escuchar es tan compleja que una oración no está demás, especialmente cuando te das cuenta que tu interpretación puede tener cierta transcendencia en el futuro de esa persona.

Por otro lado, el sueño es vivido por las distintas culturas del planeta de distinta manera, todas ellas respetables, pero no todas ellas valorables de igual manera, como tampoco puede ser valorada de igual forma la actividad de cada onirocrítico, ya que fuera de una visión puramente científica, los logros de cada cultura van acompañados de no pocos errores y deformaciones, que se van adhiriendo a lo largo de los siglos. Analizar estos errores permite calibrar las distintas culturas, aspecto interesante para otras ramas de la Ciencia.
Frecuentemente en numerosas sociedades se ha dotado a los sueños de una capacidad de predicción que carece, no porque el sueño no permita la predicción, sino porque el sueño carece de un determinismo que el hombre también carece, aunque una persona con gran experiencia vea hacia donde va el camino que ha tomado otra persona, situación o él mismo. Así pues, el sueño predice lo que la experiencia del soñante permite predecir observando la naturaleza, su entorno y allegados, y generalmente las personas con experiencia tienen una capacidad de análisis del futuro mayor de lo que ellos mismos suponen.
Es interesante la descripción que se hace en el libro de las características del sueño, aunque  no se tenga presente que los sueños son expresión de la preocupación del soñante. El autor incluso llega a afirmar rotundamente que el sueño no debe ser considerado como una digestión de los acontecimientos de la víspera, sino un borrador del mañana. Ciertamente el sueño aspira al mañana, pero no son pocos los sueños que miran al pasado, aunque ciertamente sean el primer paso para enfrentarse de mejor forma a un futuro probable.
Esta noche mismo he tenido un sueño en el que me planteaba un tema tratado en la vigilia nueve días antes; en este sueño reflexionaba sobre la posible relación entre dos amigos y los inconvenientes que conllevaría para ellos. La prescripción fue tajante: no hacer nada. Una vez despierto, repasé el sueño y reconocí que era la mejor solución, y me volví a dormir; del sueño apenas me acuerdo, pero sí de la decisión tomada.

Un ejemplo sería los sueños referentes a “dientes”, palabra que en español se asemeja a “mientes”, por lo que cuando alguien me cuenta un sueño en mi idioma, la interpretación es muy fácil, tan fácil tan fácil, que probablemente haya simplificado demasiado su interpretación, lo cual he de agradecer a Tobie Nathan (¡y a mi padrino!), que me haya hecho reflexionar que en cuestión de sueños, nunca todo está dicho.
 Con gran juicio el autor desaconseja el innumerable número de diccionarios de sueños como yo mismo ya he comentado.

En la entrada anterior de este blog, he relatado una serie de pesadillas que reflejaban la angustia por la que estaba pasando al verme afectado por una enfermedad grave. La interpretación fue fácil para mí que era soñante y onirocrítico, con lo que bastaron dos sueños para asumir el problema y cesar las pesadillas. Las restantes noches han sido tranquilas y plenamente reparadoras.

Sorpresivamente en el libro se expone el desprestigio de la ciencia del sueño, al afirmar  que “la ausencia de significado de los sueños sigue siendo la opinión predominante en el ámbito de las investigaciones en neurofisiología del sueño”. Esta afirmación me ha sorprendido, ya que pensaba que había sobrados especialistas en esta materia, y yo simplemente era un aficionado que, eso sí, había analizado numerosos sueños a amigos y compañeros.
También es cierto que son muchas personas no desean que sus sueños sean interpretados, especialmente cuando comprueban que cuando narran un sueño cuentan mucho más que unas pocas imágenes absurdas, pero son muchas más las que no están dispuestas a sacrificar su tiempo en aprender, o tan siquiera en redactar un sueño.
Sin embargo, el autor plantea algo con gran juicio y que con frecuencia también me he planteado: “si la interpretación es más económica que la no interpretación”, y, efectivamente, interpretar un sueño - especialmente si es simbólico que relata una historia de cierta envergadura - supone un esfuerzo considerable, aunque estos sueños son los que producen una mayor satisfacción cuando son aclarados, especialmente cuando existe un profundo conflicto en la vida de una persona.
            En mi opinión el objetivo de todo onirocrítico debería ser, además de interpretar los sueños relatados por otras personas, enseñarle a éstas a interpretar sus propios sueños, para luego tan sólo atender a aquellos casos difíciles que exigen un especialista. También opino que los especialistas deberían ser los que atendieran a aquellas personas que han perdido la estabilidad emocional y psíquica en equipos multidisciplinares como sugiere el autor. Pero en todo caso, yo insisto a todos los soñantes a los que he interpretado sus sueños, que el mejor intérprete de un sueño es el propio soñante, teniendo siempre presente que el sueño nunca puede explicar nada que esté en contradicción con el propio pensamiento, y si no es así, podemos afirmar, con toda rotundidad, que el sueño está mal interpretado (otra cosa es que uno se sorprenda de ver reflejado el propio pensamiento de una forma tan particular).

A mi juicio, la ciencia del sueño u onirología tiene por objeto la descripción del sueño y establecer la correcta interpretación. No sería tan importante si el sueño es real o no, sino el análisis de su lenguaje. Muchas veces un relato imaginario sugiere su origen onírico, e incluso a veces la realidad se hace sueño. ¿Podríamos encontrarnos algo inesperado en el mundo real como resultado de analizar los sueños? Es una pregunta que el futuro nos contestará.
Por otro lado, en la ciencia del sueño la interpretación debería depender lo menos posible del intérprete, y aunque esto es imposible, se lograría en cierto grado si el intérprete estuviera bien formado. Este por su parte debería siempre evitar causar daño al soñante -tal como señala Tobie Nathan- algo que no es difícil cuando el sueño por sí mismo, si está bien interpretado, no es capaz de hacerlo.
La interpretación no debería ser monopolizada por los nuevos movimientos de conocimiento personal que carecen del rigor científico necesario, que tristemente es lo que está sucediendo en nuestra época.
La interpretación de un sueño debería también ser única, aunque esto es difícil, ya que incluso la descripción de un hecho es explicable desde múltiples ángulos y matices. El relativismo que inunda la filosofía actual – y el libro de este autor - no ayuda a una concepción como ésta, especialmente para una ciencia todavía en desarrollo, pero creo que nuestra mayor contribución a la consideración del sueño como algo a cuidar en nuestro acervo cultural es el revalorizar el sueño.
La interpretación encierra una proyección de futuro que debe ser cuidadosamente elaborada, no cayendo en el determinismo, y construyéndola desde un aspecto positivo. Ejemplos de ello son las citas del Talmud mostradas en el libro, siguiendo la tradición judía. La predicción de los sueños debería quedar reducida a la capacidad que tiene el hombre de prever los hechos futuros como fruto de la propia experiencia.
El sueño desde un punto de visto científico puede tener un contenido religioso, incluso inspirado, pero éste queda fuera de la competencia del análisis científico. Su veracidad o no, cae dentro del ámbito de la creencia y la fe, pero nunca debe ser utilizado como justificación de convicciones religiosas, sino como parte de esa vivencia, cierta o no.
El racionalismo desprecia el sueño según Tobie Nathan, pero la ciencia debería replantearse este error y desarrollar el lenguaje del sueño, estudiando la utilización del lenguaje de los sueños en el arte, la cultura, tradiciones, etc (como la representación del demonio con detalles cristianos para un judío que comenta el autor).
La ciencia del sueño debería elaborar librerías de sueños completos para un estudio sistematizado y posterior de los mismos, así como debería formar un protocolo de actuación que yo me he atrevido a apuntar, así como se debería formar grupos de trabajo según las distintas lenguas y grupos bilingües, tal como indica Tobie Nathan.
He echado de menos en el libro alguna referencia a Carl Gustav Jung, discípulo de Freud y al surrealismo, pero por lo demás, el libro contiene casi todo lo que se debe analizar sobre los sueños
Finalmente no me queda más que decir que la lectura de este libro ha sido gratificante y os aconsejo su lectura. Muchos son los aciertos y muchos son los errores que contiene, como yo habré cometido otros errores en estos artículos que os he escrito, pero espero que con ellos y la lectura de este libro, mejoréis vuestro vocabulario y vuestros conocimientos sobre los sueños, y algunos de vosotros podáis en vuestro futuro profesional, enmendarlos y llevar esta ciencia a buen puerto.

lunes, 5 de enero de 2015

PRIMER SUEÑO DEL AÑO 2015.

             Esta mañana me han contado un sueño para interpretar; para ello seguiré con la metodología que siempre he llevado aunque seré algo más sistemático y seguiré algunas recomendaciones que he leido estos días en el libro "La nueva interpretación de los sueños" escrito por Tobie Nathan y que pronto os comentaré.

         SUEÑO:
            En el sueño se ve un perro que camina defrente; es de día y se trata de un perro blanco. El perro está andando sobre unas brasas, y conforme va andando, las patas se van quemando por un fuego con las llamas naranjas.
          INTERPRETACIÓN:
            Este sueño es de tipo advertencia, simbólico y linguístico, por lo que para comprender bien su significado hay que saber español, para establecer las asociaciones linguísticas correctamente.
             El perro que avanza defrente hacia el soñante se dispone de esta manera para poner en relieve que esta dispuesto de tal forma que el soñante se encuentra como mirando en un espejo, por lo que el perro es él mismo.
            Mi experiencia me permite decir (corpus de referencia) que es frecuente que cuando aparece un perro que suple a una persona significa que dicha persona tiene un comportamiento equivocado de forma genérica.
            Que el entorno sea luminoso y que el perro sea blanco (corpus de referencia) significa que no se trata de una situación negativa por sí misma, es decir, el soñante vive en una situación positiva y su intención cuando obra es buena.
            Las brasas oscuras con llamas naranjas  (corpus de referencia) significa que pese a que sus intenciones son positivas, sus decisiones no son las adecuadas y esto le causa descontento.
            Las patas quemándose significan que sus decisiones le hacen persistir en el error, tal vez por que le agradan, y que esta persistencia hace cada vez más difícil rectificar.
           PRESCRIPCIÓN:
            El soñante debe reflexionar sobre su comportamiento; si detecta que se está equivocando debería plantearse rectificar y no pesistir en su error, ya que de proseguir en él cada vez se le hará más dificil retractarse.


           Espero que os haya gustado el sueño y su interpretación. Como veis he indicado qué elementos detectados en otros sueños he empleado para interpretar este sueño. Os aconsejo que leáis el libro de Tobie Nathan, aunque también las entradas que he escrito en este blog anteriormente y el comentario que os he prometido, cuando esté publicado, ¡claro!


sábado, 29 de noviembre de 2014

EPÍLOGO: Fuego de campamento II (interpretación de los sueños)

                 El primer sueño se desarrolla dentro del hotel, mientras que el segundo sueño aclara qué sucede antes de acceder a él y propone una solución esperanzadora.
                El hotel simboliza el mundo circundante, elaborado por el hombre. El hotel como símbolo quiere mostrar lo transitorio de este mundo que compartimos todos. Las habitaciones expresan el entorno de cada uno, que se comunica con el de nuestras personas semejantes, y en el que hay momentos en que compartimos un mismo entorno en el devenir de la vida de cada uno. Las puertas entre las distintas habitaciones nos muestran el final y el comienzo de las distintas etapas de la vida.
                Las puertas nos recuerdan nuestra existencia mortal, ya que cuando se cierran tras alguien no vuelven a abrirse si no es para dar paso a otra persona que también cruza su dintel para no regresar más.
                Las bestias que persiguen a las personas y que les causan tanto terror son las enfermedades implacables que nos acechan hasta  cruzar el umbral de la muerte, que es cuando nos marchamos de esta vida.
                Este sueño es terrorífico no sólo por la angustiosa experiencia que tienen que sufrir sus personajes y el soñador, sino por que no ofrece para nadie ninguna esperanza.

                El segundo sueño, por el contrario, sin alterar el primero, se sale del escenario ya conocido y hace un análisis tanto de los antecedentes como de un posible futuro alternativo.
                Los monstruos fuera de la verja, que vienen del bosque circundante, simbolizan la enfermedad en su origen. Esta se sitúa en la naturaleza (el bosque), y a pesar de nuestros esfuerzos y estar vigilantes para que no se introduzca en nuestro entorno artificial, supera todos los obstáculos que ponemos, así como los esfuerzos que ponen otras personas por ayudarnos (los médicos), siendo incluso alcanzados por ella en esa lucha.
               La esquina del hotel nos sugiere que el propio artificio puede ser un pequeño refugio temporal que nos permite escapar momentáneamente, pero que no impide que la segunda bestia, es decir, una enfermedad inesperadamente más poderosa que la anterior, sea capaz de alcanzarnos a nosotros o a los nuestros.
               En este momento el sueño nos presenta una disyuntiva: podemos buscar refugio en el edificio, en el cual no tenemos escapatoria, y sólo es cuestión de tiempo que nos alcance la enfermedad, mientras vemos caer a algunos con los que convivimos, o tomar un camino en soledad, alejándonos de ese entorno artificial y protegido que se nos muestra a través del símbolo del hotel.
                 El  camino que tomamos, aunque en un principio solitario (el jardín), se convierte en una senda poblada de árboles a ambos lados, incluso cuando se convierte en el riachuelo, queriéndonos mostrar el sueño que existen otras personas (los árboles) que viven una senda distinta y más adaptada al medio natural, las cuales por su forma de vivir se ven inmunes a la enfermedad, y que, siguiendo sus pasos y aprendiendo de aquellos más experimentados (espersura del bosque), podemos llegar a los valores (el agua) de los que ellos se alimentan (mayores cuanto más alejados de lo artificial).
                 Dejarnos llevar por la corriente de agua hasta llegar a sumergirnos significa que no basta con conocer lo que debemos hacer, es decir, aprovecharnos de una vida más de acuerdo con nuestra naturaleza y el medio que nos circunda, sino que debemos asimilar e inundarnos de los sentimientos precisos para tal fin. De esta manera, con la fuerza de la voluntad (ir despertando), podremos lograr que la enfermedad pase de largo y podamos acabar nuestros días según nuestra naturaleza.

                Estos sueños, que en primer análisis nos parecían contrarios a nuestro propio ser, realmente lo que nos ha permitido es reflexionar sobre la estresante realidad que necesitamos superar, el cáncer de tiroides, e incluso nos ha recordado la manera de salvar esta grave situación, ya que  aunque no seamos conscientes, conocemos la solución de antemano.

               La interpretación de estos sueños me permite mostraros como éstos nunca van contra el soñador, ni predicen circunstancias adversas, sino que nos ponen en guardia, para superar cualquier situación de la mejor manera posible. Siempre que he interpretado un sueño, propio o ajeno, he podido observar esta forma de comportarse, por lo que interpretar un sueño de manera distinta es signo de una interpretación errónea.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

EPILOGO: Fuego de Campamento.

                   Estos dos sueños podrían ser perfectamente dos historias para contar en una noche sin luna, alrededor de un fuego de campamento. Son dos pesadillas que tuve hace unos meses, mientras estaba convaleciente.

             El primer sueño comenzaba en una habitación oscura; no había detalles. No recuerdo en este primer momento nada más que puertas que se habrían y se cerraban, mientras yo indagaba por aquella enorme habitación. En ese abrir y cerrar puertas aparecían personas conocidas, aunque no identifiqué a ninguna en concreto. Esta escena se transformó rápidamente; todo se oscureció más, y ví como derrepente surgían una serie de bestias enormes que perseguían a todas aquellas personas.





                      Todos huían angustiosamente para evitar ser alacanzadas por aquellas bestias, mientras las puertas se cerraban tras pasar las bestias que perseguian a cada uno de aquellos pobres hombres. En ese momento de angustia y confusión, desperté.




         El segundo sueño sucedió en la noche siguiente, y comenzó fuera de un gran edificio. Yo estaba junto a él, al igual que otras personas, y vi a lo lejos una verja en la que había otra serie de hombres cerca de ella. De repente aparecieron dos figuras siniestras. La que estaba más próxima se adelantó a la otra y

se encaramó a dicha verja, y los hombres dispararon contra ella, pero ésta, llena de furia, se precipitó sobre ellos, y fue destrozándolos uno a uno, hasta que ya próxima a mí, fue abatida.
         Seguidamente la segunda bestia también cruzo la verja; era una vestia mucho mayor y más siniestra que la anterior, y arremetió contra los hombres que habían resistido a la primera.



          Al ver su fuerza y la imposibilidad de luchar contra ella, sentí miedo y me retiré de la zona, quedando fuera de su vista, tras una esquina del edificio, el cual me pareció en ese momento un hotel, que me recordó al lugar en donde había vivido los sucesos del sueño del día anterior (como si huebiera ocurrido en la realidad).
         Lleno de temor, y en vez de meterme en el hotel, ya que sabía lo que iva a suceder, me separé del edificio y me fui por un pequeño camino, el cual rápidamente se convirtió en un riachuelo que discurría entre dos hileras de árboles.




               El riachuelo fue haciéndose cada vez más grande, hasta que fue lo suficientemente grande como para sumergirme, y dejarme llevar por la corriente para ocultarme de la bestia.



         Mientras esto sucedía, yo veía de alguna manera como la bestia recorría los alrededores del hotel e iba devorando a todos aquellos que encontraba a su paso, hasta que sentí que me olfateaba,



 
  pero en aquel momento me sumergí en el riachuelo de limpias aguas, cambió de dirección, y se introdujo en el hotel.


  Los últimos segundos del sueño fueron un duermevela en los que iba siendo cada vez más consciente que era un sueño, y yo buscaba una salida a una situación tan angustiosa.

domingo, 2 de febrero de 2014

domingo, 26 de enero de 2014

CHEMTRAILS

        ¿Habíais oído alguna vez esta palabreja? Hace referencia a las estelas de condensación que dejan los aviones al pasar por nuestros cielos.
          En Youtube tenéis montones de videos disparatados hablando de ellos, pero creo que la explicación más simple es la mejor, así que os dejo lo que dice nuestra querida Wikipedia: chemtrails.
          Pero no dejéis que el espesor del bosque os impida ver el árbol. Lo cierto es que el desarrollo tecnológico ha permitido que todos los días atraviesen nuestros cielos cientos de aviones.Esto no es ninguna exageración, sino todo lo contrario. Así podéis verlo en esta magnífica página que os mostrará en tiempo real los aviones en vuelo:


 Y la pregunta que corresponde ahora es: ¿Y para qué tantos vuelos?
 ¿Nos dicen que ahorremos energía para tirarla de esta manera?
               Cada uno que saque sus consecuencias. 
               Por mi parte, he hecho unas pocas fotos de la pantalla en donde podéis ver distintos aparatos que las generan. El pasado viernes, mientras celebrábamos las fiestas de Sto. Tomás de Aquino, estuve vigilando el cielo, ya que por Lorca aparecen regularmente estas estelas. Y esto es lo que encontré:






También hay vuelos con aviones más pequeños, pero todos ellos se caracterizan por volar a gran altitud. ¿Es esa la causa de las estelas?



             Gracias a esta página he aprendido un poco más. Por ejemplo: que por Lorca pasa una ruta de aviones que desde Marruecos (Nador y Fez) va al norte de Europa (Frankfurt y Bruselas entre otras).
              Ahora, cuando vea las estelas de todas las mañanas, no pensaré en la famosa "avioneta" que nos fumiga, sino en los turistas que al volver de Marruecos, suben a una velocidad de 350 Kms./h. como si estuviesen en una inmensa montaña rusa, para luego proseguir viaje a su destino. 


 FELICES FIESTAS!!